La crisis económica y social también llega al campo. Actualmente, hay muchas explotaciones ganaderas que se están cerrando o bien porque no es rentable ser pastor o porque hay industrias en dificultades económicas que se retrasan en los pagos de la leche. La realidad es que hay familias que están dejando los rebaños. En el País Vasco y Navarra hay 417 ganaderías de oveja latxa dentro de la Denominación de Origen del Queso Idiazabal y 124 son queserías. Pero la crisis trae cambios.
Están surgiendo otros caminos desde las propias ganaderías para buscar alternativas para su leche. Por ejemplo, se ha creado una cooperativa de productores bastante importante y se ha conseguido hacer las ventas a través de contratos, algo que antes no ocurría. Desde Europa se ha impulsado esta medida para que haya un contrato de compra-venta de leche. También están surgiendo movimientos para intentar negociar el precio de la leche de forma colectiva, sin tener que ir uno a uno, que es una fórmula que debilita al pastor frente a las industrias. Se está viendo entre las ganaderías una mayor coordinación y se aúnan esfuerzos para luchar contra los precios muchas veces abusivos de la leche que marcan las grandes empresas. “Latxa Esnea” se ha creado como una cooperativa de productores que ha conseguido hacer contratos colectivos y es esperanzador, pero la industria sigue pujando por comprar leche individualmente para renegociar precios.
En Navarra, hay movimientos que van más allá de la propia producción, integrando a la sociedad, porque creen en la defensa de la elaboración del Idiazabal. La situación con los ganaderos, que dentro del sector para muchos han tocado fondo, propicia un nuevo escenario más esperanzador donde se dan procesos complejos y hay rebaños que se quedan en el camino. A diferencia de otras comunidades autónomas, en el País Vasco cada vez hay más pequeños productores que, además, se dedican a la producción de queso porque la venta de leche no sale suficientemente rentable. En los caseríos donde se da un relevo generacional, además de producir leche, abren una quesería. Cada año hay dos o tres queserías nuevas impulsadas por jóvenes pastores que quieren seguir viviendo en el campo. Para el poco queso Idiazabal que se hace, 1.200 toneladas al año, la producción lejos de estar concentrada está repartida en muchas queserías, algo que se ve como positivo porque vertebra económicamente el territorio.